
La RWUS fue establecida en 1990
por un grupo de voluntarias locales comprometidas con mejorar la situación de las mujeres en el distrito de Churachandpur, en Manipur. Este distrito se encuentra en una zona geográfica y culturalmente aislada, cerca de las fronteras con Bangladés y Birmania.
Inicialmente, su trabajo se centró en ofrecer programas de sustento y capacitación. "Gradualmente, la organización estableció sus propias oficinas y ahora se ha convertido en el centro de recursos más importante para las mujeres en la zona rural", cuenta Mary Beth Sanate, secretaria general de la organización.

Actualmente, la Rural Women Upliftment Society trabaja directamente con más de 5000 mujeres locales y participa en foros nacionales e internacionales. Además, ha ampliado su enfoque para trabajar directamente con campesinos y grupos LGBTQ, demostrando que el trabajo centrado en el desarrollo de las mujeres en las comunidades puede llevar a las batallas más importantes, incluyendo la preservación de la vida en el planeta. Esto incluye luchar por los derechos humanos, modelos económicos sostenibles, pacificación de los territorios, seguridad alimentaria, acceso al agua y la preservación del medio ambiente.
Las Mujeres Indígenas en India, como en otras partes del mundo, se han convertido en agentes de cambio clave en la lucha contra la emergencia climática.


“En el noreste de India, las mujeres, que en su mayoría son artesanas y campesinas, juegan un papel clave en la resiliencia climática”
dice Mary Beth
Una de las iniciativas más exitosas de las mujeres locales, en colaboración con la RWUS, es la campaña para salvar al río Tuitha, el único río en la zona.
“El río ha sido una fuente de sustento para muchas Comunidades Indígenas, pero el gobierno construyó una enorme presa en su desembocadura, lo que ha provocado la contaminación y ha afectado gravemente a las comunidades”
“El río ha sido una fuente de sustento para muchas Comunidades Indígenas, pero el gobierno construyó una enorme presa en su desembocadura, lo que ha provocado la contaminación y ha afectado gravemente a las comunidades"
“Las Mujeres Indígenas de las aldeas que están a lo largo del río empezaron a organizarse en comités para protegerlo. El gobierno local nos apoyó, distribuyó materiales y también prohibió arrojar residuos en el río. Creo que es un hito para nosotras”, dice Mary Beth. “También emprendimos la campaña Women for Clean Rivers, que busca no solo limpiar el río, sino también embellecer sus orillas y evitar que las personas tiren basura. Además, iniciamos un programa de plantación de árboles y plantamos cerca de mil arbolitos el año pasado”.
Para la Rural Women Upliftment Society, el empoderamiento económico y político es un eje fundamental para el desarrollo de las mujeres y la región. Por lo tanto, otro de sus proyectos consistió en la creación de un mercado liderado por Mujeres Indígenas, donde unas 200 artesanas y campesinas se reúnen para vender sus productos, ornamentos, ropa tradicional y alimentos. En colaboración con FIMI, la organización local también trabaja en el fortalecimiento del papel de las mujeres en cuestiones de gobernanza, así como en proyectos para prevenir la violencia y promover su participación en procesos de paz.


“En una zona de conflicto como en la que trabajamos, las mujeres desempeñan un papel crucial en la construcción de la paz. Suelen salir a las calles y actuar como mediadoras ante actores estatales y no estatales”, explica Mary Beth. “Es una zona con diversas comunidades y distintas creencias religiosas, lo que puede generar una línea divisoria. El Programa de Capacidades Locales para la Construcción de la Paz proporciona herramientas para reducir las tensiones y aumentar las conexiones. Las mujeres jóvenes aprenden lo que tienen en común en sus diferentes historias a través del concepto de composite heritage, que busca elementos en común entre las sociedades, más allá de las diferencias lingüísticas, religiosas y étnicas”.
Según Mary Beth, el trabajo con jóvenes para que reconecten con sus raíces y su cultura es otra de las acciones que la RWUS ha implementado, ya que existe una brecha generacional que amenaza la preservación cultural. “Hay oportunidades de trabajo limitadas en las aldeas, por lo que la tasa de migración a las zonas urbanas es muy alta. Estas generaciones que han migrado han perdido la conexión con la vida de sus comunidades, han olvidado los juegos tradicionales, los oficios y las técnicas para elaborar atuendos tradicionales, por ejemplo, habilidades que solo poseen mujeres mayores de 50 años hoy en día. Incluso la comida. Los jóvenes compran comida rápida y ya no cocinan comida tradicional. El mercado global afecta a las áreas más personales, incluso a la forma en que nos alimentamos”.
Para Mary Beth, la comida es un tema político. “Es parte de nuestra identidad”, señala. Como elemento esencial para la vida, la colectividad y la preservación de las culturas, la alimentación es uno de los pilares del trabajo de la RWUS. La organización ha sido fundamental para establecer bancos de productos orgánicos y de semillas, con el fin de ofrecer a los campesinos estrategias que les permitan escapar de las garras del capital. “En este mundo globalizado, muchas de las semillas tradicionalmente indígenas han sido patentadas por las corporaciones, que luego las venden en el mercado”, explica Mary Beth.

“Cuando los campesinos compran estas semillas patentadas, solo pueden sembrar por una temporada. Pero si las preservamos, podemos cosechar durante décadas. Es muy importante preservar nuestras semillas, ya que de lo contrario, nuestro sistema alimentario seguirá siendo controlado por las empresas”.
Según Mary Beth, en la zona noreste de India, avanzar significa transformar el papel tradicional que las mujeres han desempeñado en sus propias comunidades y en una cultura predominantemente patriarcal. En este sentido, la RWUS también trabaja por cambiar las leyes consuetudinarias que rigen a las comunidades y que el gobierno indio reconoce, y que establecen que las mujeres no tienen lugar en los consejos que gobiernan las sociedades. Para que el liderazgo de las Mujeres Indígenas sea completo, deben tener la capacidad de liderar sus propias familias y sociedades.
En las leyes consuetudinarias no hay ninguna cláusula específica que hable sobre la violencia de género, la custodia infantil o el bienestar de las mujeres
denuncia Mary Beth
“Las mujeres no tienen custodia de los niños, no tienen derecho a la propiedad ni a participar en la toma de decisiones de sus comunidades. ¿Por qué no tienen garantizado su derecho de participación política? Estamos defendiendo fuertemente, ante los guardianes de las leyes consuetudinarias, que se revisen y modifiquen estas normas para que las mujeres puedan acceder a la justicia”, denuncia Mary Beth.
Mary Beth hace hincapié en la necesidad de crear alianzas entre organizaciones a nivel nacional e internacional, como redes como FIMI, para posibilitar el encuentro y la lucha colectiva. “Es muy importante trabajar juntas porque muchas de las Mujeres Indígenas viven aisladas y enfrentan obstáculos y problemáticas en soledad. En India, somos una minoría y muchas veces puedes sentirte desamparada. Cuando nos unimos, nos da fortaleza saber que hay otras mujeres que están luchando contra los mismos asuntos”.

